Hombro congelado: qué es y cuál es su tratamiento

El síndrome del hombro congelado puede aparecer de forma tan lenta que casi no te des cuenta. Producido por una capsulitis en un hombro, se puede recuperar al completo o casi en su totalidad con ejercicios de fisioterapia y paciencia. Si notas un hombro rígido y dolorido, con sintomatología que no cede o va en aumento, podrías sufrir lo que se conoce como hombro congelado. También hay circunstancias que predisponen a desarrollar esta patología reversible.

¿Qué es el hombro congelado?

El hombro congelado u hombro rígido no tiene relación con la exposición al frío. Por causas que todavía no están del todo claras, pues hay casos de hombro congelado que no se explican con las circunstancias conocidas que aumentan el riesgo de padecerlo, se produce un engrosamiento en la cápsula de uno de los hombros. Esto produce dolor y limitación en los movimientos.

El hombro es una zona compleja desde el punto de vista músculo-esquelético. Piensa que usamos el hombro incluso para comunicarnos y que tiene mucha amplitud de movimientos. Soporta pesos y puede sufrir traumatismos. Además, no se conoce muy bien el motivo, parece ser que si dejamos de utilizarlo un tiempo a consecuencia de una cirugía o de haber sufrido un ictus con hemiplejia, también puede suceder lo que implica tener un hombro congelado: el engrosamiento de una cápsula de tejido conjuntivo que recubre los huesos, ligamentos y articulaciones de la zona.

Este engrosamiento puede ir acompañado, además, de inflamación, y suele cursar con dolor que empeora durante las noches si nos empeñamos en dormir del lado del hombro afectado.

Causas y síntomas

Entre las causas que aumentan el riesgo de sufrir el síndrome del hombro congelado debemos citar:

  • Reposo prolongado de la articulación a consecuencia de una cirugía (por ejemplo, de brazo) o de un ictus.
  • Lesiones en el manguito rotatorio.
  • Algunas lesiones en la zona cervical de la columna.
  • Ser mujer de más de 40 años.
  • Haber sufrido un traumatismo en el hombro podría ser el desencadenante en algunos casos.
  • Padecer diabetes, hipotiroidismo, hipertiroidismo o Parkinson.

En cuanto a los síntomas, la limitación del movimiento es lo que da el nombre a la patología. El hombro se suele sentir dolorido, aunque no siempre suceda, y se pierde mucha amplitud de movimiento. No es posible llevar a cabo el movimiento completo ni cuando el paciente lo intenta ni cuando el médico moviliza el hombro. En ocasiones, el flujo arterial en la zona se ve comprometido, aunque eso solo se detecta con una angiografía con contraste.

Lo más complicado a la hora de diagnosticar un hombro congelado es que las radiografías aparecen normales y los resultados de las RMN no muestran alteraciones significativas.

Lo que puede darnos pistas de que estamos ante un hombro congelado y no ante una artrosis, por poner un ejemplo, es que el hombro rígido presenta tres etapas:

  • Una primera etapa dolorosa, en la que se limita la amplitud de movimientos a causa del dolor. Recuerda que no siempre se produce tal dolor.
  • A medida que el dolor va cediendo, se va perdiendo movilidad. Las movilizaciones activas y pasivas van siendo cada vez más reducidas, llegando a veces a interferir en la vida diaria.
  • Al cabo de un tiempo de que el paciente comienza la fisioterapia específica para el hombro congelado, se recupera la movilidad y mejora el dolor que pudiera persistir.

Al final, se consigue eliminar el dolor y recuperar toda o buena parte de la amplitud de movimiento. Es extraño que quien ha sufrido y curado un hombro rígido vuelva a presentar el problema en el mismo hombro, aunque si la causa tuvo que ver con alguna enfermedad sistémica podría repetirse en el futuro, afectando al otro hombro.

¿Cómo se trata?

Cuando es posible una rápida movilización del hombro afectado, mejora el pronóstico con tratamientos conservadores.

Siempre se prueba en primer lugar con ejercicios para el hombro congelado, que buscan aumentar progresivamente la amplitud de movimiento. La duración de la terapia de fisioterapia es de 1 a 3 años, por lo que pasan unos meses hasta que se puede evaluar si está funcionando o no.

Además, cuando hay inflamación en la cápsula del hombro o en los ligamentos, se suele prescribir medicación al comienzo del tratamiento, bien con antiinflamatorios convencionales, bien con corticoides.

En los casos en los que la analgesia sí se precisa y los ejercicios para un hombro congelado no sirvan, se pasa a la manipulación del hombro bajo el efecto de la anestesia, para intentar aflojar el tejido tensionado, o a la cirugía, con la que se extirpa parte del tejido cicatrizal de la cápsula.

 

El hombro congelado es una afección de un tejido del hombro que puede verse favorecido por un reposo prolongado o por padecer diversas enfermedades. Suele cursar con dolor, siendo la inflamación un síntoma más aleatorio. Lo que es común es la pérdida de movilidad en la articulación afectada, aunque el hombro congelado responde bien a los ejercicios de fisioterapia.

El tratamiento de este problema es lento y puedes necesitar hasta 3 años para ser dado de alta. Cuando el tratamiento conservador no hace efecto, que es en una minoría de los casos, puede ser necesaria la cirugía.